La capacidad de las plantas de sobrevivir y adaptarse a condiciones adversas depende de su capacidad de convertir e integrar las distintas señales ambientales en señales endógenas. Esto implica la presencia de un complejo sistema regulatorio en el que participan, entre otros elementos, especies activas del oxígeno (e.g., anión superóxido, peróxido de hidrógeno) y del nitrógeno (óxido nítrico y peroxinitrito). La concentración en estado estacionario de estas especies, regulada por la presencia de antioxidantes, es fundamental para la transducción de la información del ambiente en el que viven las plantas. Perteneciente al grupo de las especies activas del nitrógeno, el óxido nítrico (NO) resulta indispensable para modular numerosas respuestas fisiológicas y de adaptación a diversos tipos de estrés tanto bióticos como abióticos. A diferencia de lo que sucede en animales, donde las vías de síntesis y los procesos de señalización han sido claramente dilucidados, el panorama en plantas superiores es completamente diferente ya que tanto la síntesis de NO como el estudio de las vías de señalización dependientes de esta especie reactiva constituyen un campo de investigación activo. Los antioxidantes son metabolitos que además de destoxificar especies activas del oxígeno cumplen otras funciones en células vegetales. Por ejemplo, estimulan el crecimiento, la actividad fotosintética y la actividad de numerosas enzimas. Algunos antioxidantes constituyen vitaminas para el hombre como las vitaminas C (ácido ascórbico) y E (tocoferoles). Por ello, su acumulación en plantas es motivo de constante estudio. Uno de los objetivos de nuestro laboratorio es estudiar los mecanismos fisiológicos y factores ambientales que regulan su síntesis y degradación. Estos conocimientos permitirán manipular apropiadamente los vegetales de consumo humano para producirlos con altos niveles de nutrientes naturales.